Sueño

En nuestro organismo, existen diversos sistemas o ritmos biológicos que se desarrollan de forma cíclica, regulando las funciones fisiológicas para que se repitan aproximadamente cada 24 horas. El más conocido y estudiado es el ritmo circadiano de sueño, donde la transición entre sueño y vigilia, se asocia fundamentalmente a estímulos de luz. En realidad, es como un gran Reloj, que para que sea lo más exacto posible, deben existir unos sincronizadores externos e internos perfectamente integrados entre sí, ya que cualquier pequeño cambio puede alterar este equilibrio.

En el ritmo circadiano normal, cuando empieza a oscurecer, nuestro cuerpo comienza a aumentar la temperatura corporal periférica y segrega una hormona llamada melatonina, producida por la glándula pineal. Es cuando comenzamos a sentir somnolencia y se produce el sueño durante la noche. A primera hora de la mañana, al exponernos a la luz, caen esos niveles de melatonina endógena, hay mayor nivel de alerta, nos despertamos y comienza la vigilia. A primera hora de la tarde, generalmente después de comer, existe otro pequeño pico de aumento de temperatura y melatonina que es el origen de la siesta.

Para mantener este ritmo, existen unos sincronizadores externos como son los horarios de comida, de trabajo, de rutina social, etc. Pero cualquier cambio en ellos, como trabajos a turnos, viajes largos en avión, cambios de rutina, puede producir una desincronización de nuestro sueño.

Hoy en día y cada vez con más frecuencia, nos encontramos enfermedades o trastornos derivados de la alteración del ritmo circadiano. Vivimos en una sociedad que tiende a regirse por patrones más irregulares, con exposición lumínica alta en horarios nocturnos por el uso de ordenadores, LEDS, iPad y móviles y por horarios laborales cambiantes.

Mantener un horario de sueño estricto y unas normas básicas debe ser fundamental, ya que por ejemplo entre otras funciones, mientras dormimos, nuestro cerebro se deshace de los productos de la actividad neuronal que se acumulan durante la vigilia, como la proteína beta-amiloide, que es la responsable del Alzheimer y de otros trastornos neurológicos.

También hay estudios de la asociación de trastornos del sueño con alteraciones inmunológicas, alteraciones metabólicas como la obesidad y la Diabetes Mellitus y alteraciones psicológicas como ansiedad y depresión.

Desde las sociedades médicas, cada vez se hace más hincapié en la importancia de un buen sueño, en cantidad y calidad. Debemos promover iniciativas que nos permitan conciliar nuestros ritmos biológicos con nuestros ritmos de vida y que ello no nos lleve a desajustar nuestro reloj interno: El Reloj de Nuestros Sueños…

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