Este martes 3 de mayo se conmemora el Día Mundial del Asma, un evento anual organizado por la Global Initiative for Asthma (GINA) cada primer martes de mayo para mejorar el conocimiento y el cuidado de esta enfermedad. El lema propuesto por la iniciativa es “Tú puedes controlar tu asma”.
¿Qué significa controlar tu asma? Como comentábamos en el post previo sobre asma los síntomas pueden ser dificultad para respirar, tos seca persistente, pitidos en el pecho y opresión o tirantez en el pecho. Controlar el asma incluye poder hacer vida normal, trabajar y estudiar sin tener síntomas (ni de noche, ni de día), realizar las actividades normales de la vida e incluso hacer esfuerzo físico y deporte, sin limitaciones por la enfermedad. El control refleja que el tratamiento es adecuado a la gravedad, de manera que las manifestaciones del asma están completamente ausentes o son muy escasas.
Para que un paciente (o sus padres o cuidadores en el caso de los niños) pueda controlar su asma debe identificar los síntomas de asma que aparecen cuando se estrechan los bronquios y conocer la medicación para la enfermedad. Entre los medicamentos que pueden prescribirse hay medicamentos aliviadores, porque “alivian” las molestias al dilatar los bronquios, pero que no influyen en la inflamación y, por tanto, no mejoran el asma, y medicamentos controladores de la inflamación bronquial (antiinflamatorios), que disminuyen la inflamación (descongestionan los bronquios). Estos medicamentos que controlan la inflamación hay que tomarlos todos los días y no suspenderse hasta que el médico lo indique.
Hay por tanto que identificar cada uno de los inhaladores: ¿cuál debo tomar a diario? ¿cuál debo tomar si tengo síntomas?, y aprender a usarlos correctamente.
Se debe realizar el tratamiento adecuado de la rinitis, rinosinusitis o poliposis nasal. Esta inflamación del recubrimiento interno de la nariz (que llamamos mucosa nasal) acompaña al asma con gran frecuencia. Si la nariz no acondiciona el aire para que llegue en buenas condiciones al pulmón (el aire debe llegar caliente, filtrado de partículas nocivas y con humedad suficiente) puede empeorar el control del asma.
Es también importante saber reconocer los desencadenantes de los síntomas y saber cómo evitarlos, por ejemplo el humo del tabaco o en los pacientes alérgicos aquello a lo que sabe que es alérgico y puede desencadenar síntomas (exposición a pólenes, ácaros, epitelios de animales…).
Y por último hay que saber identificar las crisis de asma. Podemos estar ante una crisis cuando aparecen o empeoran las molestias (tos, pitos, fatiga u opresión en el pecho) en horas o días, o si disminuye la función pulmonar en personas con asma que la comprueban habitualmente en su domicilio soplando en los medidores de flujo espiratorio máximo. Ante el inicio de una crisis ¡hay que empezar el tratamiento lo antes posible!, bien con medicación de alivio y siguiendo el plan de autotratamiento que nos hayan indicado, o si no hay mejoría acudiendo a Urgencias.
Por lo tanto, si tienes asma pide ayuda a tu médico para poder decir “Yo puedo controlar mi asma”
Dra. Rocío García García
Coordinadora del Grupo de Asma de Neumomadrid